
Durante su visita a Estados Unidos la semana pasada, el Presidente de la República de Corea anunció que las empresas de la República de Corea invertirán un total de 39.400 millones de dólares en Estados Unidos, y la mayor parte del capital se destinará a la fabricación de semiconductores y baterías para vehículos eléctricos.
Antes de su visita, la República de Corea presentó un plan de inversión de 452 000 millones de dólares para modernizar su industria de fabricación de semiconductores durante la próxima década. Según se informa, Japón también está considerando un plan de financiación de la misma envergadura para sus industrias de semiconductores y baterías.
A finales del año pasado, más de 10 países europeos emitieron una declaración conjunta para fortalecer su cooperación en la investigación y fabricación de procesadores y semiconductores, comprometiéndose a invertir 145 000 millones de euros (177 000 millones de dólares) en su desarrollo. La Unión Europea también está considerando la creación de una alianza de chips que involucre a casi todas las principales empresas de sus miembros.
El Congreso de Estados Unidos también trabaja en un plan para mejorar la capacidad del país en I+D y fabricación de semiconductores en territorio estadounidense, lo que implica una inversión de 52 000 millones de dólares durante los próximos cinco años. El 11 de mayo se fundó la Coalición de Semiconductores en Estados Unidos, que agrupa a 65 actores importantes de la cadena de valor de los semiconductores.
Durante mucho tiempo, la industria de semiconductores ha prosperado gracias a la cooperación global. Europa proporciona máquinas de litografía, Estados Unidos es un país líder en diseño, Japón, la República de Corea y la isla de Taiwán realizan un excelente trabajo de ensamblaje y pruebas, mientras que China continental es el mayor consumidor de chips, utilizándolos en equipos y productos electrónicos que se exportan al mercado global.
Sin embargo, las restricciones comerciales que impone la administración estadounidense a las empresas de semiconductores chinas han perturbado las cadenas de suministro globales, lo que ha llevado a Europa a revisar su dependencia de Estados Unidos y Asia también.
La administración estadounidense está intentando trasladar la capacidad de ensamblaje y pruebas de Asia a suelo estadounidense y reubicar fábricas de China en países del sudeste y sur de Asia para expulsar a China de la industria mundial de semiconductores.
Por ello, si bien es absolutamente necesario que China enfatice su independencia en la industria de semiconductores y tecnologías centrales, el país debe evitar trabajar solo a puertas cerradas.
Reestructurar las cadenas de suministro globales en la industria de semiconductores no será fácil para Estados Unidos, ya que inevitablemente inflará los costos de producción que finalmente deberán pagar los consumidores. China debería abrir su mercado y aprovechar al máximo sus ventajas como el mayor proveedor mundial de productos finales para intentar superar las barreras comerciales de Estados Unidos.
Hora de publicación: 17 de junio de 2021